miércoles, 23 de enero de 2013

Lloré lagrimas de cocodrilo.

Y entonces me eche a llorar...
En cierto modo llorar esta bien mientras dura; pero uno tiene que parar tarde o temprano, y entonces hay que decidir que se va hacer...


Mis lágrimas se acababan y yo moría de sed - ¿Sed de venganza? - no, más bien de simple agua, llorar cansa y agota, y si pensaba levantarme, tenía que recuperar mis fuerza. Esta vez no pensaba caer en lo mismo.

¿Porque estaba llorando?

A veces el "porque" no es la causa.
Me tendieron una trampa, se burlaron de mi, conspiraron en mi contra con calumnias, pretendieron humillarme y casi lo logran, digo casi porque siempre he pensado que solo pueden humillarte y hacerte sentir menos si tu lo consientes. Pensé que era envidia, ¿Como podrían aceptar tanta felicidad ajena?  pero se que cuanto más mediocre es una persona, más cree que el rechazo que le tienen es envidia.
Así que, ese no era mi caso.

Pregúntame ¿Por quien estabas llorando?
Tal vez esa sea la pregunta correcta "¿Quien?" por que más que los actos en sí, las personas que lo cometen son lo importante. Hay millones de personas en este mundo tan injusto, pero solo una te puede hacer sentir que ese mundo injusto esta sobre ti. Duele.

Ellos me lo advirtieron, me dijeron que no me le acerque, que nada bueno podría salir de él. Cuando sabes que tienes colmillos lo mejor que puedes hacer es alejarte de los que quieres, porque al final terminas lastimandolos.

Y ahí estaba él, frente a todos. Todas esas víboras reunidas botando su veneno con sonrisas desafiantes y miradas cómplices. La gente hipócrita pues, que te sonríe y te habla bajito.

Mientras él estaba ahí, en aquella reunión llamada boda yo me quede en mi casa, ordenando, dejando todo limpio para cuando el regrese ya no este de mal humor y como probablemente llegue borracho, tenga ganas de hacerme el amor como lo hacia antes.
Carajo! ¿Antes de qué? ¿Qué pudo suceder que cambio su manera de amar? ¿Acaso la manera de amar puede cambiar? ¿Es válido si hoy te amo bien y mañana mal? ¿Acaso me dejo de amar? ¿Acaso nunca me amó?

Me había convertido en una parodia patética de mi.

A media noche ya casi terminando de limpiar y esperándolo  prendí su computador y rebicé unos mail, escribí un poco, moví el teclado y encontré una carta en un sobre. El sobre estaba cerrado aún no lo no habían abierto. En el remitente decía "Sr. Laguna" . Lo abrí,  y lo primero que leí fue " Ya no tenemos nada de qué hablar, de hecho nunca lo tuvimos. Yo soy la prohibida..." 

Empecé a morir.


No confíes y mucho menos te enamores, "porque las mujeres inteligente solo se enamoran de una única forma... como unas idiotas." Y ahí estaba yo, toda una idiota bien orgullosa de creer y de amar. Ya no me importaba si él me creía, la decepción fue tan fuerte. Un hombre cobarde e inseguro de si y de lo que dice amar es lo menos que mereces, me dije. Luego me di cuenta que no, que él nunca me amo, nunca, ni un poco, ni siquiera me lo dijo. Entonces ¿Cual fue mi error? (Sabes que se abren las puertas del infierno cuando haces esta pregunta) Mi error fue creer que llenaba mi mundo cuando no llenaba ni el suyo.
(Y la cerramos cuando nos damos cuenta que ya no importa la respuesta).

Parecía que había estado esperando esa carta por meses. Leí la nota y la dejé en la mesa.


Estaba sentada con los ojos y la boca bien abiertos mirando al vacío, pensando demasiado y a la vez nada. Estaba perpleja, asombrada, dolida pero jodidamente aliviada. Siempre fui fría, no me sorprendía que pudiese irme de ahí y nunca más volver. Solo me preguntada ¿porque la traición? ¿Porque no tuvo el valor de decirme que amaba a otra?. Por que decidió que yo fuera la estúpida de la historia, ¿acaso no me conocía?. Y recordé lo que un día él me dijo "El amor es algo que queremos ver vivo o muerto. Pero no convaleciente."

Entonces sonreí, malvadamente.

La última vez que lo vi no le hablé del tema. No quería discutir. Él sabía lo que estaba haciendo y yo sabía lo que debía de hacer. Dejarlo para siempre.

Él se fue a la tumba creyendo que yo no sabía su traición. Ahora les haré pensar a todos que fue un accidente.